Días más fértiles de la mujer: Temperatura basal

Días más fértiles de la mujer: Temperatura basal

La observación directa y minuciosa de algunos síntomas y signos del cuerpo puede facilitar el reconocimiento de los días más fértiles de la mujer. Desenmascarar el momento de la ovulación puede ayudar al planeamiento familiar.

 

Estos métodos de observación deben ser empleados junto con otros.

En cambio, si se desea aumentar la fertilidad, pueden usarse para incrementar las posibilidades de embarazo.

Temperatura basal

La temperatura basal es la temperatura corporal al momento de despertarse, antes de realizar cualquier esfuerzo físico. Al ovular, la temperatura basal del cuerpo se eleva entre 0,2 y 0,5 grados centígrados. Determinar la temperatura basal, por lo tanto, es una forma útil para determinar el período más fértil.

Empezando en el primer día del ciclo, debe tomarse la temperatura (oral, rectal o vaginal) a la mañana, apenas se despierta. (Es muy importante hacerlo en este momento, aun antes de hablar o ir al baño).

Registre la temperatura en un cuadro. Un gráfico simplifica la visualización del aumento de la temperatura basal que se produce inmediatamente luego de la ovulación y se mantiene hasta la menstruación.

Si usted busca quedar embarazada, el momento propicio para mantener relaciones sexuales será antes de observar el incremento de la temperatura de entre 0,2 a 0,5 grados centígrados. Si bien el aumento se mantendrá por dos o tres días, el momento de mayor fertilidad estará finalizando cuando se detecta el incremento.

Luego de algunos meses usted detectará una regularidad en el ciclo, pudiendo así predecir el momento en el que se producirá la ovulación. Para aumentar la probabilidad de quedar embarazada, lo ideal es mantener relaciones sexuales diariamente, comenzando alrededor de cinco días antes del momento en el que calcula que se producirá el aumento en la temperatura basal.

Si en cambio se utiliza este método para evitar la concepción, se debe evitar mantener relaciones a partir de los 5 días anteriores al aumento de la temperatura y hasta al menos un día después.

Emplear este método como única estrategia anticonceptiva no es  recomendable.

Cambios en las secreciones cervicales

Aprendiendo a detectar los cambios en las secreciones cervicales que provienen del cuello del útero, usted podrá determinar con cierta seguridad el momento aproximado de su ovulación.

El volumen de secreción cervical varía de mujer a mujer, de modo que este método es especialmente sencillo de utilizar si usted tiene abundante mucus.

Durante la primera etapa de su ciclo menstrual, en general unos cuatro días después de la menstruación, se registrará muy poca cantidad de secreción cervical y sequedad.

Más adelante, aparece una pequeña cantidad de secreción densa y pegajosa.

Usualmente es de color blanco, grisáceo o amarillo e indica que parte del tapón de moco que cubría la entrada del útero ha iniciado su descenso, influido por los estrógenos ováricos. Es posible quedar embarazada en este período. La fertilidad ha comenzado. Los  espermatozoides podrán llegar al cérvix.

Luego, aparecen secreciones cervicales abundantes, húmedas y mucosas, coincidiendo con el momento de mayor fertilidad. En la vulva se tiene una sensación húmeda y patinosa. El moco puede formar hebras largas y delgadas, en tanto que el ovario produce grandes cantidades de estrógenos.

El último día de esta sensación húmeda es el más fértil. Es el momento más cercano a la ovulación y ahora el ovario producirá progesterona. En los próximos tres días la secreción se vuelve espesa y pegajosa nuevamente, disminuyendo la posibilidad de que los espermas atraviesen el tapón, pero aún, si bien en franca disminución, la fertilidad existe.

Sólo después de registrar los cambios en las secreciones cervicales durante al menos 3 meses, usted podrá predecir su ovulación.

Es riesgoso utilizar la observación del mucus cervical como el único método control de natalidad, ya que varios factores pueden dificultar la observación correcta de los cambios. Estos factores incluyen: la ducha vaginal, el uso de lubricantes o espermicidas y el semen presente en la vagina luego del acto sexual.

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