Estrógenos y menopausia

Estrógenos y menopausia

Con la llegada de la menopausia se suceden varios cambios hormonales que pueden modificar la rutina habitual. Uno de ellos es una importante reducción en la cantidad de estrógenos, que lleva a varias modificaciones en el cuerpo. Es importante que las conozcas para poder tomar las medidas adecuadas para que no te afecten.

¿Qué pasa con los estrógenos durante la menopausia? 

Los estrógenos son las hormonas más importantes que poseen las mujeres, vitales en el desarrollo de características sexuales como el desarrollo de las mamas y el ciclo menstrual. Son producidos por los ovarios y tejidos periféricos.

El nivel de estrógenos en el cuerpo se mantiene relativamente estable durante aproximadamente 25 años desde la pubertad. A medida que la mujer envejece, la cantidad producida se reduce.

Como consecuencia, se producen modificaciones en su período, como irregularidad e incremento o disminución del sangrado.

Al llegar la menopausia, los estrógenos liberados alcanzan su punto más bajo, provocando cambios importantes que pueden llegar a acarrear ciertos peligros para la salud.

Entre los posibles riesgos resultantes de la disminución de estrógenos se encuentran:

• Enfermedades cardiovasculares: al perderse la protección que ofrecen los estrógenos contra este grupo de enfermedades, se convierte en la mayor causa de muerte para las

• Calores y sudoración nocturna: sensaciones repentinas de calor en todo el cuerpo que interfieren con el descanso y no permiten desarrollar con normalidad las actividades diarias. (ver sofocos y menopausia)

• Osteoporosis: la deficiencia de hormonas aumenta las posibilidades de contraer esta enfermedad, que se caracteriza por una reducción de la masa ósea que expone a la mujer a sufrir fracturas. (Leé nuestras notas sobre osteoporosis)

• Sequedad vaginal: la falta de estrógenos suele afectar la elasticidad de las paredes de la vagina, llevando a una sequedad que hace que las relaciones sexuales se vuelvan incómodas o dolorosas.

• Mal de Alzheimer: la pérdida de estrógenos puede contribuir al desarrollo de esta enfermedad que progresivamente ataca al cerebro, ocasionando daños a la memoria, el pensamiento y el comportamiento.

• Colesterol «malo»: los niveles de colesterol también se ven afectados; el colesterol «bueno» (lipoproteína de alta densidad) disminuye, mientras que el «malo» (de baja densidad) se incrementa. Entre las consecuencias de este aumento se encuentran la ateroesclerosis, ataques al corazón y derrames cerebrales.

• Alteraciones psicológicas: también puede ocasionar irritabilidad, angustia, depresión, agotamiento, irritabilidad y falta de concentración.

El método más recomendable para la prevención o reducción de los síntomas que ocasiona la baja en el nivel hormonal es la terapia de reemplazo con estrógenos.

Este tratamiento se presenta en una amplia variedad de formas, que incluye la vía oral, cremas y dispositivos vaginales, parches transdérmicos, geles tópicos e inyecciones. La terapia a seguir está directamente relacionada con las necesidades personales (historia clínica, estado de salud, estilo de vida), por lo que se recomienda consultar con el médico para diseñar un programa que se adecue a estas condiciones.

La sustitución de estrógenos contribuye a eliminar o disminuir las sudoraciones nocturnas, mejorar la calidad del sueño, incrementar la lubricación vaginal, reducir el colesterol malo y aumentar el bueno, prevenir la osteoporosis, el mal de Alzheimer y las enfermedades cardiovasculares, entre otros beneficios.

Esta terapia, no obstante, puede presentar ciertos riesgos colaterales en algunas mujeres, tales como: sensibilidad en los senos, mayor retención de líquidos, aumento de peso, cambios de humor, dolores de cabeza, hemorragias vaginales, cálculos biliares y coágulos sanguíneos.

Tu médico sabrá evaluar los beneficios de comenzar una terapia de reemplazo hormonal; para ello es importante que continúes con tus consultas habituales aún luego de la menopausia.

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