Cuando la ansiedad necesita tratamiento

Cuando la ansiedad necesita tratamiento

Los trastornos de ansiedad forman parte del grupo de patologías que más han incrementado las consultas médicas en los últimos tiempos. Qué hay que tener en cuenta para saber si es necesario buscar apoyo profesional.

La ansiedad actúa como un elemento dentro de un amplio rango de respuestas de acomodo que son esenciales para la supervivencia en un mundo peligroso. Un cierto grado de ansiedad proporciona un componente adecuado de precaución en situaciones potencialmente comprometidas.

La ansiedad enfermiza o patológica es la desproporcionada al estímulo que la provoca. Aparece de manera muy corriente y produce limitaciones de diversa índole en la vida diaria de quien la sufre, coartando sus posibilidades de adaptación al medio social, laboral o educacional.

Los trastornos de ansiedad son las enfermedades mentales más comunes. En función de estos trastornos, la vida de algunas personas ha llegado a hacerse muy restringida porque evitan actividades diarias normales como ir al mercado, manejar un vehículo o, en algunos casos, hasta salir de sus casas.

Una de las maneras de superar una situación que les causa miedo es ir acompañados de su cónyuge o de otra persona que les merezca confianza.

¿Cuáles son los factores que contribuyen a que se presente este tipo de trastornos?

Muchas de las investigaciones más recientes sugieren que tienen componentes genéticos, y son causados por la química cerebral de la persona. Ciertas experiencias de la vida y la personalidad, se cree, también son factores que afectan las probabilidades de sufrir un tipo de trastorno de ansiedad.

El trastorno es más frecuente en la mujer que en el hombre y puede presentarse a cualquier edad, pero casi siempre comienza en los adultos jóvenes.

En la actualidad, saber que una mujer tiene más posibilidades de padecer este tipo de afecciones provoca que, a menudo, se les dé tratamiento sin analizar las causas. Más frecuentemente de lo deseable, los diagnósticos de ansiedad y depresión se realizan apresuradamente y a veces no resultan acertados.

Tipos de presentación:

• Crónico: Trastorno de Ansiedad.

• Generalizada (TAG): Son preocupación y tensión crónicas, aún cuando nada parece provocarlas. Relajarse resulta casi una hazaña, tienen pensamientos dramáticos que pueden convertirse en catastróficos y se sienten abrumadas por una sobrecarga de información.

• Agudo: Crisis y Trastorno de Pánico. Estas personas no pueden anticipar cuando les va a ocurrir un ataque y muchas de ellas pueden manifestar ansiedad intensa entre cada uno al preocuparse de cuando y donde les llegará el siguiente. Incluso sucede durmiendo.

• Intermedio: Trastornos de Adaptación y Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Cuando un suceso extraordinario conmueve la vida de la persona (asalto, accidente grave u otra situación traumática), aún como espectador.

No todos los que sufren ataques de pánico terminan teniendo trastornos de pánico; por ejemplo, muchas personas sufren un ataque y nunca vuelven a tener otro. Sin embargo, para quienes padecen de trastornos de pánico es importante obtener un diagnóstico y tratamiento adecuado.

¿Cómo se presentan los pacientes que padecen crisis de ansiedad?

Una crisis de ansiedad es la aparición temporal y aislada de miedo o malestar intenso, pánico. Suele ser de inicio brusco y en 10 minutos se llega al pico de la ansiedad.

Son necesarios, como mínimo cuatro (o más) de los siguientes síntomas:

1. Palpitaciones, taquicardias, sobresaltos.

2. Sudoración de manos, general.

3. Escalofríos, sofocaciones, sequedad de boca, ruborización.

4. Temblores, sobresaltos, intranquilidad motora.

5. Ahogo o falta de aliento, disnea, dificultad para respirar.

6. Sensación de atragantarse, disfagia.

7. Opresión y malestar torácico, presión torácica, pinchazos.

8. Nauseas o molestias abdominales, dispepsia.

9. Inestabilidad, mareo, desmayo, vértigo, pérdida equilibrio.

10. Despersonalización, extrañeza, irrealidad.

11. Miedo a perder el control y volverse loco, a un impulso irrefrenable.

12. Miedo a morir, de asfixia, a perder la conciencia.

13. Parestesias, entumecimiento, hormigueo.

Tipos de presentación:

• Inesperadas: No relacionadas con estímulo situacional (sin motivos).

• Por estímulos específicos: Una preocupación, un temor, una noticia, etc.

• Situacionales: en una reunión, conduciendo, por alejarse de la casa, por quedarse solo, etc.

Las fobias implican una ansiedad persistente, irrealista e intensa en respuesta a situaciones externas específicas; por ejemplo, las alturas o arrimarse a un perro pequeño. Ante una fobia, la persona evita situaciones que desencadenan su ansiedad o las soporta con gran sufrimiento.

El Trastorno de Ansiedad Social, antes denominado fobia social, es una preocupación excesiva acerca del examen de otras personas en situaciones en las que se piensa que se hará algo embarazoso o, más aún, humillante. Esto desencadena en signos de ansiedad, que llevan a conductas para tratar de evitarlas o a soportarlas con gran estrés.

¿Cómo revertir estos trastornos?

Existen diversas medicaciones y psicoterapias efectivas. Debido a que el tratamiento requiere con frecuencia de varias semanas para funcionar mejor, un especialista debe seguir el progreso del paciente y realizar las modificaciones necesarias.

Desafortunadamente, muchas de las personas con trastornos de ansiedad no buscan ayuda, no perciben que sufren una enfermedad que tiene causas conocidas y tratamientos eficaces.

Otras personas temen que sus familiares, amigos o compañeros de trabajo los critiquen si buscan ayuda. Las personas que presentan síntomas deben consultar a su médico y no se deben sentir condenados a vivir con la enfermedad.

Los medicamentos más comunes que se utilizan para dar tratamiento a los trastornos de ansiedad son los antidepresivos y las benzodiazepinas. Existe una variedad de medicamentos de estos dos tipos que han sido muy útiles por lo tanto, si un medicamento en particular no está funcionando, hay otros a disposición.

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